"En la vida no hay soluciones, sino fuerzas en marcha. Es necesario crearlas y las soluciones vienen."
A. Saint Exúpery
En este blog intentamos establecer una conexión entre los conceptos: educación, ciencia, ciudadanía, desarrollo comunitario, enriquecimiento cultural, crecimiento personal y cambio social
Vamos a andar en verso y vida tintos levantando el recinto del pan y la verdad vamos a andar matando el egoísmo para que por lo mismo reviva la amistad.
Vamos a andar hundiendo al poderoso alzando al perezoso sumando a los demás vamos andar con todas las banderas trenzadas de manera que no haya soledad.
Que no haya soledad Que no haya soledad Que no haya soledad... vamos a andar para llegar a la vida.
Vamos a andar en verso y vida tintos para llegar levantando el recinto.
Vamos a andar del pan y la verdad para llegar matando el egoísmo.
Vamos a andar para que por lo mismo para llegar reviva la amistad.
Vamos a andar hundiendo al poderoso para llegar alzando al perezoso.
Vamos a andar sumando a los demás para llegar con todas las banderas.
Vamos a andar trenzadas de manera para llegar que no haya soledad.
A algunos, últimamente, no se les cae de la boca la palabra EXCELENCIA, entendida como competencia, en la que el éxito de unos pocos sólo se puede contruir sobre el fracaso de otros muchos.
Es sospechosa la añoranza de un clasismo excluyente. Un clasismo que aspira a la perpetuación de unas clases sociales que se heredan y que se consolidan con títulos académicos hechos a su medida. Su propósito de selección social se impulsa desde un modelo de escuela que se rige por una ética basada en la insolidaridad y el sometimiento.
Por eso me he acordado de "ME CAGO EN SU EXCELENCIA", una canción de Suburbano. Un grupo de Lavapiés que se hizo famoso en los ochenta, entre otras cosas, por ser los autores de "La puerta de Alcalá", que luego hicieron popular Víctor Manuel y Ana Belén.
ME CAGO EN SU EXCELENCIA
Ha de saber su Excelencia
Que la cosa anda jodida
Que el hambre no da guarida
Y se acaba la paciencia.
Ante esta triste evidencia
Reniego del vasallaje
Y me lanzo al abordaje
Cagandome en su Excelencia.
En su Excelencia y de paso
Me cago en su beneficio
En su carácter fenicio
Y en el vino de su vaso.
En el juez y en su justicia
Por no ser ciega ni tuerta
Y dejar la puerta abierta
Al poder y su avaricia.
Y siguiendo el desacato
Me cisco en la Bula Santa
Porque con la muerte achanta
Al que no come en su plato
Que si malvado es Usía
Más malo es quien le bendijo
Dándole casa y cobijo
Dentro de su sacristía.
Y también hay para el Rey
De este imperio sacro santo
Por ser el Rey del espanto
Aunque piense como un buey.
Si es más cruel nace garrote
Si más falso, relicario
Si más avaro, vicario
Si más Rey, tonto del bote.
Repartida la inmundicia
Entre Reyes de retrete
Ratas de toga y bonete
Y ladrones con franquicia,
Hoy apelo a mi conciencia
Y termino mi diatriba
Como empecé mas arriba
Cagandome en su Excelencia...
Para escucharlo:
Comentario
Como decía Álvaro Marchesi: ¡¡Qué será de nosotros los malos alumnos!!
A parte de las palabras. Lo que está pasando en Madrid creo que es completamente destructivo para el sistema educativo.
Lanzar el mensaje de que los "excelentes" no son las personas, sino los centros donde estudian (o las clases sociales a las que pertenecen) es muy peligroso.
Este punto de vista estigmatiza (efecto Pygmalion), crea mucha infelicidad, fomenta las trampas y pone en una situación muy difícil a los que parten en la carrera de la selección académica en posiciones débiles, por cuestiones personales familiares o de contexto social.
Para los profesores con vocación y los centros educativos con sentido social es una desgracia que la Administración mande el mensaje de que lo que hay que hacer para ser valorado es quedarse en clase con los "buenos" alumnos y echar como sea a los "malos" (entendiendo como buenos o malos según el rendimiento en unos exámenes absurdos). Así la solución más cómoda no es apoyar los aprendizajes e innovar pedagógicamente, sino seleccionar a los que ya vienen preparados de casa, hacer trampas o dar codazos a los compañeros.
Empíricamente está demostrado que estas políticas, además de injustas, son ineficaces.
A veces me pregunto qué hago yo aquí, explicando la historia que recién aprendí: los líos de romanos, de moros y cristianos, el follón del marxismo y el del otro coté donde los yanquis tienen el mango y la sartén. A veces me pregunto qué hago yo aquí. Viendo como la tarde se duerme frente a mí, mientras usted Martínez se evade en el jardín, y la dulce Encarnita García Corbejón confunde a los etruscos con los negros del Gabón, entre miradas tiernas de Pablo el empollón. A veces me pregunto qué hago yo aquí. Intentando que aprendan lo de la Ilustración cuando ellos sólo entienden cosas del rock and roll y haciendo que comprendan una revolución: la rusa, la francesa, la de Tutankhamón y encontrando a Picasso perdido en un balcón. A veces me pregunto qué hago yo aquí. Viendo como los días se pierden sin un fin y menos mal que a veces una tarde de abril un alumno te abraza y te dice: “Don José que bien que lo pasaba en las clases de usted con la visión cachonda del tiempo que se fue”. A veces me pregunto qué hago yo aquí. Intentando que olviden la gris realidad y rían con la broma de hacerles comparar la influencia mudéjar con el A la bá a la bí a la bá a la bimbombá que gritan en el fútbol animando al personal. A veces me pregunto qué hago yo aquí. Y en noches de vigilia, te rondan por doquier los rostros de María, de Pedro, de Javier, y el gesto de aquel chico que explicaba sin fin la batalla del Marne y el cruce sobre el Rhin, y que leía versos de Rilke y Valery. A veces me pregunto qué hago yo aquí.
Desconfía de aquellos que te enseñan listas de nombres, fórmulas y fechas y que siempre repiten modelos de cultura que son la triste herencia que aborreces.
No aprendas sólo cosas piensa en ellas y construye a tu antojo situaciones e imágenes que rompan la barrera que aseguran existe entre la realidad y la utopía:
vive en un mundo cóncavo y vacío juzga cómo sería una selva quemada detén el oleaje en las rompientes tiñe de rojo el mar sigue a unas paralelas hasta que te devuelvan al punto de partida coloca el horizonte en vertical haz aullar a un desierto familiarízate con la locura. Después sal a la calle y observa: es la mejor escuela de la vida.
[Portada del libro Charlas en la Prisión de Marcelino Camacho. Es un librito que encontré en una librería de viejo hace años. Está editado por la editorial Ebro en París en 1974. Según explica en la introducción: "El objetivo fundamental de esta exposición, es el definir las grandes líneas maestras, los principios fundamentales del Movimiento Obrero Sindical. Pero se trata de un movimiento sindical que parte de una historia concreta y de una práctica social determinada."
Según creo, con motivo del homenaje a Marcelino Camacho que CC.OO. organizó en 2008 se hizo una reproducción facsimil de este libro.]
Recordando a Marcelino Camacho: en EDUCACIÓN EN ORCASUR:
RECORDANDO A MARCELINO CAMACHO.
EL MOVIMIENTO OBRERO Y ORCASITAS
En sus memorias Confieso que he luchaddo (pág 240), Marcelino Camacho cuenta la asamblea de mayo de 1967 en la que nace CC.OO. como una organización sindical unitaria. Esta reunión tan trascendental para el desarrollo del movimiento obrero se celebró en Orcasitas.
En el libro "Marcelino Camacho-hombre y sindicato", escrito por Etsuko Asami se cuenta que el 21 de abril de 1972 en una asamblea celebrada en Orcasitas de aprueba el "Documento de los 500" sobre la Ley sindical.
¿Alguien puede aportarnos algún dato más sobre estos acontecimientos tan importantes en la historia del movimiento obrero que ocurrieron en ORCASITAS?
Por favor, compartid con nosotros historias y anécdotas del movimiento obrero relacionadas con Orcasitas. Escribid en los comentarios. Gracias
Para saber más sobre Marcelino Camacho y CC.OO. y leer palabras bonitas:
He observado --dijo el señor K.-- que mucha gente se aleja, intimidada, de nuestra doctrina por la sencilla razón de que tenemos respuesta para todo. ¿No sería conveniente que, en interés de la propaganda, elaborásemos una lista de problemas para los que aún no hemos encontrado solución?
"Preguntas de un obrero que lee", Bertolt Brecht
¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? En los libros se mencionan los nombres de los reyes. ¿Acaso los reyes acarrearon las piedras? Y Babilonia, tantas veces destruida, ¿Quién la construyó otras tantas? ¿En que casas de Lima, la resplandeciente de oro, vivían los albañiles? ¿Adónde fueron sus constructores la noche que terminaron la Muralla China? Roma la magna está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los construyó? ¿A quienes vencieron los Césares? Bizancio, tan loada, ¿Acaso sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la legendaria Atlántida, la noche que fue devorada por el mar, los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos. El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él sólo? César venció a los galos; ¿no lo acompañaba siquiera un cocinero? Felipe de España lloró cuando se hundió su flota, ¿Nadie más lloraría? Federico Segundo venció en la Guerra de Siete Años, ¿Quién más venció? Cada página una victoria ¿Quién guisó el banquete del triunfo? Cada década un gran personaje. ¿Quién pagaba los gastos? A tantas historias, tantas preguntas.
Esto es lo que decía la Constitución de 1931 sobre Educación
Artículo 48 El servicio de la cultura es atribución esencial del Estado, y lo prestará mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada.
La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria.
Los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial son funcionarios públicos. La libertad de cátedra queda reconocida y garantizada.
La República legislará en el sentido de facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se halle condicionado más que por la aptitud y la vocación.
La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.
Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.
Artículo 49 La expedición de títulos académicos y profesionales corresponde exclusivamente al Estado, que establecerá las pruebas y requisitos necesarios para obtenerlos aun en los casos en que los certificados de estudios procedan de centros de enseñanza de las regiones autónomas. Una ley de Instrucción pública determinará la edad escolar para cada grado, la duración de los períodos de escolaridad, el contenido de los planes pedagógicos y las condiciones en que se podrá autorizar la enseñanza en los establecimientos privados.
Artículo 50 Las regiones autónomas podrán organizar la enseñanza en sus lenguas respectivas, de acuerdo con las facultades que se concedan en los Estatutos. Es obligatorio el estudio de la lengua castellana, y ésta se usará también como instrumento de enseñanza en todos los Centros de instrucción primaria y secundaria de las regiones autónomas. El Estado podrá mantener o crear en ellas instituciones docentes de todos los grados en el idioma oficial de la República.
El Estado ejercerá la suprema inspección en todo el territorio nacional para asegurar el cumplimiento de las disposiciones contenidas en este artículo y en los dos anteriores.
El Estado atenderá a la expansión cultural de España estableciendo delegaciones y centros de estudio y enseñanza en el Extranjero y preferentemente en los países hispanoamericanos.
Trozo de "Binta y la gran idea". El maestro de la escuela a la que va Binta explica lo que es una escuela para TODOS
Si... (¿de quién es?)
SI tu corazón late más aprisa viendo a tus alumnos, SI cada persona es para tí un ser que se debe cultivar, SI cada hora de clase se ha escapado aprisa, SI quieres más tu trabajo cada año que pasa, SI las dificultades inevitables te encuentran sonriente, SI los padres y los niños dicen que eres amable, SI tu justicia sabe revestirse de amor, SI combates el mal pero no al pecador, SI sabiendo tantas cosas no te crees sabio, SI sabes volver a estudiar lo que creías saber, SI en lugar de responder,sabes sobre todo preguntar, SI sabes ser niño permaneciendo maestro, SI ante la belleza sabes sorprenderte, SI tu vida es lección y tu silencio palabra, SI tus alumnos quieren semejarse a tí, entonces...
Si tu escuela tiene más parentesco con una oficina que con un hogar.
Si tus ojos son dos látigos permanentemente dispuestos para el castigo visual, si tus nervios explotan mil veces al día.
Si tus frases, en vez de caricias, son púas que arañan, si necesitas un rsenal de gritos para tus combates diarios.
Si los niños llegan recelosos a tu escuela, como llegan los enfermos al hospital. y si te aceptan no como un alimento grato, sino como una medicina obligada.
Si tu escuela se abre cinco minutos antes de empezar las clases y se cierra cinco minutos después de la hora reglamentaria. Y si al abrirse parece que bostezaras y al cerrarse que sonrieras.
Si no comprendes que los niños deben jugar en razón inversa a sus edades. Y si los niños se aburren en tu compañía.
Si tu escuela, además de un cuerpo, no tiene alma. Y si únicamente es un taller mecánico del alfabeto.
Si al hablar no encantas a los niños dejándolos como hipnotizados. Y si no sabes hacerte escuchar hasta con los ojos.
Si no comprendes que el alma de cada niño es un libro en blanco en el que éstas escribiendo para toda la vida. Y si, en vez de escribir en ese libro himnos triunfales, te contentas con llenarlo de ramponerías y mediocridades.
Si obtienes licencias sin necesitarlas. Y si trabajas cuando te fiscalizan y cuando se acercan los exámenes.
Si el patio de tu escuela es tan fúnebre como el patio de una cárcel. Y si los recreos, en vez de ser una fiesta para el cuerpo y el espíritu, son lugares donde se sufre frío en invierno, sol en primavera y soledad espiritual en todas las épocas del año.
1. Dedicar tu vida a hacer lo que es realmente importante es una satisfacción, y enseñar lo es.
2. Recuerda a aquellos profesores que influyeron en tu vida positivamente. ¿Qué hicieron? ¿Cómo se las arreglaron para proporcionarte lo que necesitabas? Sigue su ejemplo.
3. Sé consciente de que no sólo estás enseñando una asignatura. Estás abriendo mentes y corazones, estás modelando vidas.
4. Entusiásmate por tus alumnos, por aprender y por vivir, y transmíteles ese entusiasmo. Tanto ellos como tú os enriquecéis enormemente.
5. Apasiónate por la asignatura que enseñas. El entusiasmo es contagioso.
6. Escucha y respeta los sueños de tus alumnos. Y anímalos a alcanzar otros todavía mayores.
7. Los niños necesitan unas pautas de comportamiento, unas reglas adecuadas que les ayuden a aprender y a madurar. Proporciona a tus alumnos normas firmes, justas y coherentes.
8. Actúa con generosidad, justicia e integridad. Así les enseñarás estos valores sin esfuerzo.
9. Organiza bien tu tiempo y serás más eficaz cada día. Si te llevas trabajo a casa, sé consciente de que tendrás que realizarlo. Pero también necesitas tiempo libre para descansar y evitar el estrés.
10. Si pides a tus alumnos que sean responsables tú también debes ser responsable con ellos. Cumple tus compromisos; mantén tus promesas.
11. La enseñanza exige mucha dedicación. Procura cuidarte físicamente. Toma alimentos sanos, haz ejercicio, descansa lo suficiente.
12. Debes cuidarte espiritualmente. En el aula es tan importante como el ejercicio físico.
13. Los alumnos necesitan un ambiente acogedor donde puedan sentirse seguros y respetados. Haz de tu aula ese lugar.
14. Gozas de un gran crédito entre tus alumnos; de ti depende que los niños disfruten o desaprovechen la clase. Usa tu influencia de manera positiva.
15. Enseña a tus alumnos que cometer errores no es tan grave. Los errores no tienen por qué avergonzarnos, más bien nos brindan la posibilidad de aprender a hacer las cosas mejor.
16. A veces encontrarás dificultades en tu relación con alguno de tus alumnos. Averigua cuáles son tus inclinaciones y preferencias y trata de superarlas intentando prestar a cada uno de los niños la misma atención y el mismo trato.
17. Procura aceptar por sí mismos a todos tus alumnos. No siempre podrás admitir su comportamiento, pero sí su propio ser, su existencia misma. Incluso cuando alguno de ellos no te gusten demasiado, si lo intentas, llegarás a quererlos.
18. Piensa que en el corazón y en la mente de tus alumnos pueden existir tensiones: situaciones familiares difíciles, cambio de amistades, incertidumbres, dudas y temores. Acepta a cada uno como persona íntegra que es.
19. Ten en cuenta que para algunos alumnos, el colegio es un alivio, un lugar seguro. Haz que sea realmente un lugar acogedor donde puedan expresarse y ser ellos mismos.
20. Cada día tienes la oportunidad de ofrecer un mundo a tus alumnos; de brindarles conocimientos y experiencias capaces de cambiar sus vidas. Aprovecha estas posibilidades.
21. Ayuda a tus alumnos a descubrir sus dotes personales, a realizarse, a superarse. La satisfacción del éxito conseguido les proporcionará la autoestima que necesitan.
22. La escuela puede ser el lugar donde los alumnos descubran sus propias capacidades y valores y contrarresten las malas influencias de otros ambientes. Dales esta oportunidad.
23. Continúa tu formación. Sigue aprendiendo; desarrolla tus intereses. Vivirás más intensamente y te proporcionará nuevas perspectivas de compartir con tus alumnos.
24. No olvides que tus alumnos están todavía aprendiendo y desarrollándose. Ten paciencia con esas mentes y espíritus en crecimiento.
25. El humor puede ser un excelente instrumento didáctico. Utilízalo con cuidado y prudencia, nunca para humillar.
26. Vigila tu estado de ánimo. Ten en cuenta tus propias necesidades y problemas, de forma que no sean tus alumnos quienes paguen las consecuencias.
27. Apóyate en tus colegas, busca en ellos ayuda, comprensión, consejo y diversión. Pueden ser fuente de sabiduría y energía.
28. Procura sentirte bien contigo mismo; convencerte de tu propia valía. Los demás tendrán un buen concepto de ti si tú mismo lo tienes.
29. Si te sientes seguro, podrás ayudar a los niños a sentirse seguros; si te encuentras a gusto, podrás tranquilizarlos en sus temores. Cuidarte a ti mismo revertirá en favor de tus alumnos.
30. A lo largo del día podrás optar muchas veces por cualquiera de estas alternativas: ensalzar o humillar, motivar o desanimar. Elige conscientemente.
31. Ten en cuenta lo difícil que es ser niño; la fragilidad y vulnerabilidad que padecen en el mundo cuyas normas ignoran todavía, en un mundo donde se sienten inseguros aunque no lo demuestren. Tú puedes ser su guía en ese mundo.
32. En los días difíciles, cuando la moral está por los suelos, recuerda los motivos que te impulsaron a ser profesor. Recuerda las veces en las que estabas completamente convencido de que esa era tu vocación.
33. Tu eres un adulto y tus alumnos son todavía unos niños. Pero reconoce también que tienes un niño en tu interior que reclama tu atención y cuidado. No dejes que el tiempo que tienes que dedicar a ese niño se interponga entre tus alumnos y tú.
34. Ten en cuenta que tus alumnos tienen capacidades diferentes. Utiliza varias técnicas de aprendizaje para desarrollar las distintas aptitudes: verbal, lógica, visual, corporal, musical. interpersonal, personal.
35. Aprecia la singularidad de cada uno de tus alumnos como muestra de la riqueza de la creación. Afirma en cada uno de ellos la variedad de sus talentos, sus diferentes herencias culturales.
36. Infunde confianza a tus alumnos; que se den cuenta de los importantes que son, de que el mundo puede ser mejor porque ellos forman parte de él.
37. Tu influencia en la vida de tus alumnos tiene resultados positivos. ¡Da gracias por ser profesor!
El oficio de maestro
El oficio de maestro es escuchar
acompañar asombros
y vestir los saberes de mañanitas.
Es oficio de maestro es aprender (y aprenderse)
es contar (y contarse)
es soñar (y soñarse) en el festín de estrenar con los niños
la alegría del conocer.
1. Ama. Si no puedes amar mucho no enseñes a niños.
2. Simplifica. Saber es simplificar sin restar esencia.
3. Insiste. Repite como la naturaleza repite las especies, hasta alcanzar la perfección.
4. Enseña con intención de hermosura porque la hermosura es madre.
5. Maestro sé fervoroso. Para encender lámparas has de llevar fuego en tu corazón.
6. Vivifica tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser.
7. Cultívate. Para dar hay que tener mucho.
8. Acuérdate de que tu oficio no es mercancía, sino que es servicio divino.
9. Antes de dictar tu lección cotidiana, mira a tu corazón y ve si está puro.
10. Piensa que Dios te ha puesto a crear el mundo de mañana.
Algunos pensamientos pedagógicos de Gabriela Misatral
ALGUNOS PENSAMIENTOS PEDAGÓGICOS DE GABRIELA MISTRAL
1. Todo para la escuela; muy poco para nosotros mismos.
2. Enseñad siempre: en el patio y en la calle como en el aula. Enseñad con la actitud, el gesto y la palabra.
3. Vivid las teorías hermosas. Vivid la bondad, la actividad y la honradez profesional.
4. Amenizar la enseñanza con la palabra hermosa, con la anécdota oportuna y la relación de cada conocimiento con la vida.
5. Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela, ¿dónde podrán exigirse estas cosas?
6. El maestro que no lee tiene que ser mal maestro: ha rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.
7. Cada repetición de la orden de un jefe, por bondadosa que sea, es la amonestación y la constatación de una falta.
8. Hay que merecer el empleo cada día. No basta los aciertos ni la actividad ocasionales.
9. Todos los vicios y la mezquindad de un pueblo son vicios de sus maestros.
10. No hay más aristocracia que la de la virtud.
11. Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo.
12. Todo puede decirse, pero hay que dar con la forma. La más acre reprimenda puede hacerse sin deprimir ni envenenar un alma.
13. La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios; pero es también la más terrible, en el sentido de tremenda responsabilidad.
"Buen maestro" de Vitaliano de la Cruz
Buen maestro
De ti aprendí
a sentir el pulso inquieto
de la vida.
A aceptar tolerante
La diferencia.
A fijarme en detalles mínimos
Y a soñar …
También aprendí a respetar
a mis hermanos
a creer con fe buena,
a respirar el aire fresco,
y a rezar …
De ti aprendí,
que la vida es un sueño,
que los ríos van al mar.
Que no vale ser cobarde,
que se puede navegar.
De ti aprendí
a sufrir en silencio.
a gritar por no callar.
A ser libre como el viento,
a esperar y amar.
Gracias mi buen maestro.
Ayer tu imagen, hoy tu ejemplo.
Sembraste hermosos frutos
que nacieron y crecieron.
¡Qué buena cosecha sembraste, maestro!
Vitaliano de la Cruz
"Sembrad" de Cristina Arteaga (religiosa)
SEMBRAD
Sin saber quién recoge,
Sembrad serenos, sin prisas,
Las buenas palabras, acciones, sonrisas...
Sin saber quién recoge, dejad
Que se lleven la siembra las brisas...
Con un gesto que ahuyente el temor,
Abarcad la tierra, en ella se encierra,
La gran esperanza para el sembrador.
¡Abarcad la tierra!
No os importe no ver, germinar
El don de la alegría;
Sin melancolía
Dejar al capricho del viento volar
La siembra de un día.
Las espigas dobles romperán después...
Yo abriré las manos para echar mi grano
Como un armoniosa promesa de miés
En el surco humano
Brindará la tierra su fruto;
En agraz, otros segadores cortarán las flores...
Pero habré cumplido mi deber de paz
Mi misión de amores.
Para el año que viene la entrada estará dedicada a "Juan de Mairena" de A. Machado. ¡Qué no se me olvide!
MANIFIESTO DEL MAESTRO de José Antonio Marina
Manifiesto del Maestro
De los recuerdos de nuestra infancia emerge siempre la clara figura de una maestra o de un maestro, con quien tenemos pendiente una deuda de gratitud. Suele ocurrir que tardamos mucho en darnos cuenta de su influencia benefactora, y para entonces aquellas personas que sirvieron de puente entre la familia y la sociedad, que suavizaron el desamparo de los primeros días de escuela y nos llevaron de la mano por los laberintos del abecedario y la cultura habrán desaparecido ya de nuestras vidas. Un homenaje al maestro puede servir para pagar esta deuda de gratitud. Es por ello un acto de justicia poética.
Pero también es un acto de justicia real, porque tiene que servir para llamar la atención de la sociedad hacia una profesión que, por esa inversión de prestigios que desdichadamente sufrimos, pasa inadvertida o menospreciada. Otras admiraciones más espectaculares nos hacen ser mezquinos al valorar a las personas que nos enseñaron las primeras letras, que nos obligaron, con una conmovedora paciencia, a dominar nuestra atención, tan propensa a irse por las nubes, para fijarla en el encerado o el cuaderno. Para el niño, ellos son los máximos representantes de la cultura, y, para todos, los grandes funcionarios de la Humanidad. Supieron hacernos pasar de un mundo de afectos privados a un mundo de afectos sociales, y nos convirtieron en pequeños ciudadanos, al enseñarnos las normas compartidas.
El maestro necesita autoridad para poder ejercer bien su cometido, y esa autoridad sólo puede recibirla de un generoso y constante apoyo social. Un homenaje al maestro se convierte así en una eficaz colaboración pedagógica. Y también en una demostración de inteligencia ciudadana. La sabiduría de una sociedad, su estatura ética, se demuestra en los modos de conferir prestigios o distinciones. Cuando esos reconocimientos se dan a quienes no los merecen, o dejan de darse a quien los merecía, se produce una corrupción social, un empequeñecimiento que a todos nos empequeñece. Al homenajear al maestro estamos ennobleciendo el espacio de nuestra convivencia.
A los adultos nos invade muchas veces el desaliento ante el futuro, un cierto cansancio de lo porvenir. Entonces deberíamos recordar la figura del maestro, que es el profesional de la esperanza, el incansable, humilde y magnífico cuidador del futuro. Con la misma tenacidad con que el árbol florece en primavera, él volverá a enseñar que dos por dos son cuatro. Nos convendría a todos regresar por un momento a ese ámbito animoso y cordial. Este homenaje puede servir también para reavivar nuestra esperanza.
Por todas estas razones, de justicia, de sabiduría, de propio interés, invitamos a niños y a adultos, a padres e hijos, a participar en un homenaje nacional e intergeneracional al maestro.
JOSÉ ANTONIO MARINA
Septiembre de 2004
Este tono levantado del español es un defecto, viejo ya, de raza. Viejo e incurable. Es una enfermedad crónica.
Tenemos los españoles la garganta destemplada y en carne viva. Hablamos a grito herido y estamos desentonados para siempre, para siempre porque tres veces, tres veces, tres veces tuvimos que desgañitarnos en la historia hasta desgarrarnos la laringe.
La primera fue cuando descubrimos este continente, y fue necesario que gritásemos sin ninguna medida: ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Tierra!. Había que gritar esta palabra para que sonase más que el mar y llegase hasta los oídos de los hombres que se habían quedado en la otra orilla. Acabábamos de descubrir un mundo nuevo, un mundo de otras dimensiones al que cinco siglos más tarde, en el gran naufragio de Europa, tenía que agarrarse la esperanza del hombre. ¡Había motivos para hablar alto! ¡Había motivos para gritar!
La segunda fue cuando salió por el mundo, grotescamente vestido con una lanza rota y una visera de papel aquel estrafalario fantasma de la Mancha, lanzando al viento desaforadamente esta palabra de luz olvidada por los hombres: ¡justicia! ¡justicia! ¡justicia!... ¡También había motivos para gritar! ¡También había motivos para hablar alto!
El otro grito es más reciente. Yo estuve en el coro. Aún tengo la voz parda de la ronquera. Fue el que dimos sobre la colina de Madrid, en el año de 1936, para prevenir a la majada, para soliviantar a los cabreros, para despertar al mundo: ¡eh! ¡que viene el lobo! ¡que viene el lobo!... ¡que viene el lobo!.
El que dijo tierra y el que dijo justicia es el mismo español que gritaba hace 6 años nada más, desde la colina de Madrid, a los pastores: ¡eh! ¡que viene el lobo!
Nadie le oyó. Los viejos rabadanes del mundo que escriben la historia a su capricho, cerraron todos los postigos, se hicieron los sordos, se taparon los oídos con cemento, y todavía ahora no hacen más que preguntar como los pedantes: ¿Pero por qué habla tan alto el español?
Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: el español habla desde el nivel exacto del hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo.
Habrá un día en que todos al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad.
Hermano, aquí mi mano, será tuya mi frente, y tu gesto de siempre caerá sin levantar huracanes de miedo ante la libertad.
Haremos el camino en un mismo trazado, uniendo nuestros hombros para así levantar a aquellos que cayeron gritando libertad.Habrá un día en que todos al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad. Sonarán las campanas desde los campanarios, y los campos desiertos volverán a granar unas espigas altas dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos nunca fue repartido entre todos aquellos que hicieron lo posible por empujar la historia hacia la libertad.Habrá un día en que todos al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad. También será posible que esa hermosa mañana ni tú, ni yo, ni el otro la lleguemos a ver; pero habrá que forzarla para que pueda ser.
Que sea como un viento que arranque los matojos surgiendo la verdad, y limpie los caminos de siglos de destrozos contra la libertad. Habrá un día en que todos al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad.
Planta un árbol
Planta un árbol sobre la tierra yerma, ayúdale a crecer y ayúdale a crecer. Igual al socialismo que tenemos que hacer, igual al socialismo que tenemos que hacer. Hubo un tiempo de árboles partidos, de voces acalladas, de miedos y de gritos. Hubo un tiempo ya casi vencido, que sólo las raíces crecieron al olvido, hubo un tiempo ya casi vencido, que sólo las raíces crecieron al olvido. Planta un árbol sobre la tierra yerma, ayúdale a crecer y ayúdale a crecer. Igual al socialismo que tenemos que hacer, igual al socialismo que tenemos que hacer. Nadie pudo romper esas raíces, nadie pudo matar la libertad, nadie pudo impedir que ellas creciesen contra el viento, la sangre y la impiedad, nadie pudo impedir que ellas creciesen contra el viento, la sangre y la impiedad. Planta un árbol sobre la tierra yerma, ayúdale a crecer y ayúdale a crecer. Igual al socialismo que tenemos que hacer, igual al socialismo que tenemos que hacer. Hoy es sana flor de nuestras pieles para formar un bosque sobre el mar, la vida es implacable con el hombre, la historia no se puede parar, la vida es implacable con el hombre, la historia no se puede parar. Planta un árbol sobre la tierra yerma, ayúdale a crecer y ayúdale a crecer. Igual al socialismo que tenemos que hacer, igual al socialismo que tenemos que hacer.
Canta compañero canta
Agua para el erial, y trigo para el barbecho. Para los hombres caminos con viento y con libertad. El miedo tiene raíces difíciles de arrancar, si ves que se hacen cadenas, rómpelas y échate a andar. Canta, compañero, canta, que aquí hay mucho que cantar; este silencio de hierro ya no se puede aguantar. Erizando los trigales una voz viene a anunciar, el camino en el que andamos tu rabia lo encontrará. Canta, compañero, canta, que aquí hay mucho que cantar; este silencio de hierro ya no se puede aguantar. Por el alba del camino a tu hermano encontrarás, dale la mano y camina hasta llegar al final. Agua para el erial, y trigo para el barbecho. Para los hombres camino con viento y con libertad.
Somos
Somos como esos viejos árboles batidos por el viento que azotan desde el mar. Hemos perdido compañeros, paisajes y esperanzas en nuestro caminar. Vamos hundiendo en las palabras las huellas de los labios para poder besar Tiempos, futuros y anhelados, de manos contra manos izando la igualdad. Somos como la humilde adoba que cubre contra el tiempo la sombra del hogar. Hemos perdido nuestra historia, canciones y caminos en duro batallar. Vamos a echar nuevas raíces por campos y veredas para poder andar Tiempos que traigan en su entraña esa gran utopía que es la fraternidad. Somos igual que nuestra tierra suaves como la arcilla duros del roquedal. Hemos atravesado el tiempo dejando en los secanos nuestra lucha total. Vamos a hacer con el futuro un canto a la esperanza y poder encontrar Tiempos cubiertos con las manos los rostros y los labios que sueñan libertad. Somos como esos viejos árboles.
Ya ves
Ya ves, que vamos avanzando, cumpliendo este camino. No lo sé, ya ves.
Ya ves, que vamos recordando, creciendo hacia el ocaso. No lo sé, ya ves.
Ya ves, qué pálidas palabras se pierden en la noche sin hallar solución.
Ya ves, que hemos ido surgiendo de inciertas y duras voces de desesperación.
Recuérdame, como un árbol batido, como un pájaro herido, como un hombre sin más.
Recuérdame, como un verano ido, como un lobo cansino, como un hombre sin más.
Ya ves, que fuimos agrietando los muros mantenidos. No lo sé, ya ves.
Ya ves, que estamos añorando unos niños perdidos. No lo sé, ya ves.
Ya ves, qué voces diferentes se cruzan en el alba buscando la verdad.
Ya ves, que fuimos puente herido, de abrazos detenidos, por ver la libertad.
Recuérdame, como un árbol batido, como un pájaro herido, como un hombre sin más.
Recuérdame, como un verano ido, como un lobo cansino, como un hombre sin más.
A Don Francisco Giner De Los Ríos Como se fue el maestro, la luz de esta mañana me dijo: Van tres días que mi hermano Francisco no trabaja. ¿Murió?... Sólo sabemos que se nos fue por una senda clara, diciéndonos: Hacedme un duelo de labores y esperanzas. Sed buenos y no más, sed lo que he sido entre vosotros: alma. Vivid, la vida sigue, los muertos mueren y las sombras pasan; lleva quien deja y vive el que ha vivido. ¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas! Y hacia otra luz más pura partió el hermano de la luz del alba, del sol de los talleres, el viejo alegre de la vida santa. ...¡Oh, sí!, llevad, amigos, su cuerpo a la montaña, a los azules montes del ancho Guadarrama. Allí hay barrancos hondos de pinos verdes donde el viento canta. Su corazón repose bajo una encina casta, en tierra de tomillos, donde juegan mariposas doradas... Allí el maestro un día soñaba un nuevo florecer de España. ANTONIO MACHADO Baeza, 21 de febrero de 1915
Es muy bonita la necrológica que escribió Antonio Machado a su maestro de párvulos D. Francisco Giner de los Ríos, que puede leer en
DON FRANCISCO GINER DE LOS RIOS, por Antonio Machado
"Los párvulos aguardábamos, jugando en el jardín de la Institución, al maestro querido. Cuando aparecía don Francisco, corríamos a él con infantil algazara y lo llevábamos en volandas hasta la puerta de la clase. Hoy, al tener noticia de su muerte, he recordado al maestro de hace treinta años. Yo era entonces un niño, él tenía ya la barba y el cabello blanco. En su clase de párvulos, como en su cátedra universitaria, don Francisco se sentaba siempre entre sus alumnos y trabajaba con ellos familiar y amorosamente. El respeto lo ponían los niños o los hombres que congregaba el maestro en torno suyo. Su modo de enseñar era socrático: el diálogo sencillo y persuasivo. Estimulaba el alma de sus discípulos -de los hombres o de los niños- para que la ciencia fuese pensada, vivida por ellos mismos. Muchos profesores piensan haber dicho bastante contra la enseñanza rutinaria y dogmática, recomendando a sus alumnos que no aprendan las palabras sino los conceptos de textos o conferencias. Ignoran que hay muy poca diferencia entre aprender palabras y recitar conceptos. Son dos operaciones igualmente mecánicas.
Lo que importa es aprender a pensar, a utilizar nuestros propios sesos para el uso a que están por naturaleza destinados y a calcar fielmente la línea sinuosa y siempre original de nuestro propio sentir, a ser nosotros mismos, para poner mañana el sello de nuestra alma en nuestra obra. Don Francisco Giner no creía que la ciencia es el fruto del árbol paradisíaco, el fruto colgado de una alta rama, maduro y dorado, en espera de una mano atrevida y codiciosa, sino una semilla que ha de germinar y florecer y madurar en las almas. Porque pensaba así hizo tantos maestros como discípulos tuvo. Detestaba don Francisco Giner todo lo aparatoso, lo decorativo, lo solemne, lo ritual, el inerte y pintado caparazón que acompaña a las cosas del espíritu y que acaba siempre por ahogarlas.
Cuando veía aparecer en sus clases del doctorado -él tenía una pupila de lince para conocer a las gentes- a esos estudiantones hueros, que van a las aulas sin vocación alguna, pero ávidos de obtener a fin de año un papelito con una nota, para canjearlo más tarde por un diploma en papel vitela, sentía una profunda tristeza, una amargura que rara vez disimulaba. Llegaba hasta a rogarles que se marchasen, que tomasen el programa H el texto B para que, a fin de curso, el señor X los examinase. Sabido es que el maestro no examinaba nunca. Era don Francisco Giner un hombre incapaz de mentir e incapaz de callar la verdad; pero su espíritu fino, delicado, no podía adoptar la forma tosca y violenta de la franqueza catalana, derivaba necesariamente hacia la ironía, una ironía desconcertante y cáustica, con la cual no pretendía nunca herir o denigrar a su prójimo, sino mejorarle.
Como todos los grandes andaluces, era don Francisco la viva antítesis del andaluz de pandereta, del andaluz mueble, jactancioso, hiperbolizante y amigo de lo que brilla y de lo que truena. Carecía de vanidades, pero no de orgullo; convencido de ser, desdeñaba el aparentar. Era sencillo, austero hasta la santidad, amigo de las proporciones justas y de las medidas cabales. Era un místico, pero no contemplativo ni extático, sino laborioso y activo. Tenía el alma fundadora de Teresa de Ávila y de Iñigo de Loyola; pero él se adueñaba de los espíritus por la libertad y por el amor. Toda la España viva, joven y fecunda acabó por agruparse en torno al imán invisible de aquél alma tan fuerte y tan pura. ... Y hace unos días se nos marchó, no sabemos adónde. Yo pienso que se fue hacia la luz. Jamás creeré en su muerte. Sólo pasan para siempre los muertos y las sombras, los que no vivían la propia vida.
Yo creo que sólo mueren definitivamente -perdonadme esta fe un tanto herética-, sin salvación posible, los malvados y los farsantes, esos hombres de presa que llamamos caciques, esos repugnantes cucañistas que se dicen políticos, los histriones de todos los escenarios, los fariseos de todos los cultos, y que muchos, cuyas estatuas de bronce enmohece el tiempo, han muerto aquí y, probablemente, allá, aunque sus nombres se conserven escritos en pedestales marmóreos. Bien harán, amigos y discípulos del maestro inmortal, en llevar su cuerpo a los montes del Guadarrama. Su cuerpo casto y noble merece bien el salmo del viento en los pinares, el olor de las hierbas montaraces, la gracia alada de las mariposas de oro que juegan con el sol entre los tomillos. Allí, bajo las estrellas, en el corazón de la tierra española reposarán un día los huesos del maestro. Su alma vendrá a nosotros en el sol matinal que alumbra a los talleres, las moradas del pensamiento y del trabajo."
De «Idea Nueva». Baeza, 23 de febrero de 1915; Boletín de la Institución Libre de la Enseñanza, número 664, Madrid, 1915.)