En este blog intentamos establecer una conexión entre los conceptos: educación, ciencia, ciudadanía, desarrollo comunitario, enriquecimiento cultural, crecimiento personal y cambio social

miércoles, 4 de agosto de 2010

La maestra de escuela, de Brassens


Esta canción La maestra de escuela, cantada por Joaquín Carbonell sobre una versión original de Georges Brassens, nos cuenta. con humor, la importancia de la motivación en la enseñanza y lo esencial que es la educación emocional. ¡¡Disfrutad del irrepetible sentido del humor de Brassens!!




La maestra de escuela

En la escuela en la que aprendimos el Catón
la maestra tenía aires de innovación
y el tiempo en que aplicó aquel sistema audaz
fue dulce de verdad, dulce pero fugaz,
dulce pero fugaz.

Antes de llegar ella había tal dejadez
que de orejas de burro nunca hubo escasez
y quienes las vendían vieron la ocasión
de hacer una fortuna ante esta situación,
ante esta situación.

La maestra tenía aires de innovación
y al mejor de la clase un beso prometió;
un beso de los que en el cine se dan
en la boca al final la chica y el galán,
la chica y el galán.

Entonces sucedió algo insólito, pues
ya no hubo más novillos, más desinterés,
y aquellos vendedores de repente ¡plaf!
supieron lo que es la bancarrota, el crack,
la bancarrota, el crack.

El director cuando el curso llegó a su fin
las notas nos leyó con cierto retintín,
y la pobre maestra llena de rubor,
pues a todos nos dio matrícula de honor,
matrícula de honor.

En el recreo fue en donde ella se vio
obligada a cumplir lo que nos prometió,
y al ser tantos a los que tuvo que besar
la sesión se alargó hasta la hora de cenar,
la hora de cenar.

Huelga decir que aquel sistema innovador
no lo admitió jamás el necio del rector
de la escuela a pesar de su buen palmarés
se expulsó a la maestra pocos días después,
pocos días después.

E hizo la ociosidad su reaparición
si exceptuamos al sempiterno empollón
y el curso posterior fue un fracaso total
pues la clase sacó suspenso general,
suspenso general.

En la escuela en la que aprendimos el Catón
La maestra tenía aires de innovación
y el tiempo en que aplicó aquel sistema audaz
fue dulce de verdad, dulce pero fugaz,
dulce pero fugaz.

Georges Brassens, adaptada por Joaquín Carbonell (1996)

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