Entrevista con Joan Vaello from CEP de Granada on Vimeo.
En EDUCACIÓN EN ORCASUR:
"En la vida no hay soluciones, sino fuerzas en marcha. Es necesario crearlas y las soluciones vienen." A. Saint Exúpery
En este blog intentamos establecer una conexión entre los conceptos: educación, ciencia, ciudadanía, desarrollo comunitario, enriquecimiento cultural, crecimiento personal y cambio social
Entrevista con Joan Vaello from CEP de Granada on Vimeo.
En EDUCACIÓN EN ORCASUR:
El proyecto INCLUD-ED es un Proyecto Integrado de la prioridad 7 del VI Programa Marco de la Comisión Europea. Los Proyectos Integrados combinan una gran cantidad de actividades y recursos necesarios para lograr objetivos científicos ambiciosos y bien definidos. De ellos se espera que tengan un efecto estructurador en el tejido de la investigación Europea.
El proyecto INCLUD-ED es el único proyecto centrado en la educación obligatoria que se seleccionó en la última convocatoria de propuestas del VI Programa Marco.
El proyecto INCLUD-ED analiza las estrategias educativas que contribuyen a superar las desigualdades y que fomentan la cohesión social, y las estrategias educativas que generan exclusión social, centrándose especialmente en los grupos vulnerables y marginalizados. Europa necesita identificar las estrategias que a su vez utilizarán las personas encargadas del diseño de políticas, las personas al cargo de la gestión educativa, el profesorado, el alumnado y las familias, y que contribuyan a elaborar nuevas políticas que permitan cumplir los objetivos de Lisboa. INCLUD-ED se centrará en el estudio de las interacciones entre los sistemas educativos, los agentes y las políticas, hasta el nivel obligatorio (infantil, primaria, secundaria, y los programas de formación profesional y de educación especial) como se refleja en el siguiente gráfico:
San José de Calasanz, tiene el mérito de haber abierto, en 1597, la primera escuela popular, pública y gratuita de Europa (Escuela pía). Proclamó el derecho a la educación de todos los niños y luchó por ella, iniciando la larga y difícil marcha hacia la universalización de la enseñanza gratuita.
San José de Calasanz, nació en España en 1557. Nueve años después de ser ordenado sacerdote, partió hacia Roma, donde se conmovió con la miseria de la juventud en el Trastevere, el barrio más pobre de la ciudad. Escuchó la voz del Señor, que le dijo: "José, entrégate a los pobres. Enseña a estos niños y cuida de ellos". Su meta educativa quedó resumida en el lema de "piedad y letras". Llamó a su obra las "Escuelas Pías".
El centro de sus ideas educativas fue el respeto por la personalidad de cada niño y el ver en ellos la imagen de Cristo. Por medio de sus Escuelas Pías, trató de servir las necesidades físicas y espirituales de los jóvenes bajo su cuidado. Es decir, una educación integral.
Calasanz fue amigo de Galileo, el gran científico, y dio gran importancia a las ciencias y matemáticas, así como a las humanidades, en la educación de la juventud. Para continuar su labor educativa fundó la Orden de las Escuelas Pías, una orden religiosa cuyos miembros, conocidos como los escolapios, profesan cuatro votos religiosos solemnes: pobreza, castidad, obediencia, y dedicarse gratuitamente a la educación de la juventud.
El sueño de San José de Calasanz de educar a todos los niños, sus escuelas para los pobres, su apoyo a la ciencia de Galileo, y su vida de santidad en servicio a los niños y jóvenes, le ganaron la oposición de muchos en la clases dirigentes de la sociedad y en la jerarquía eclesiástica. Pero Calasanz mostró una paciencia ejemplar en los problemas. Murió en Roma el 25 de agosto de 1648, con 94 años.
En la obra pegadógica de José Calasanz hay que destacar varios aspectos importantes.
En primer lugar, él fue el creador de la primera escuela popular, pública y gratuita de la Edad Moderna en Europa. Un tipo de escuela que, desde su fundación hace cuatro siglos, ha mantenido esas características hasta nuestros días. Fue una innovación altamente revolucionaria que rompía de forma radical con los privilegios de clase que mantenían en la marginación y la pobreza a grandes masas de población. En la historia de la educación, José Calasanz es el gran pedagogo de los pobres, el pedagogo de la gratuidad y la generalización de la enseñanza a todas las clases sociales sin discriminación. Su firmeza en estos principios fue total a lo largo de su vida. Existen múltiples muestras de la vigilancia sin fisuras que ejerció sobre sus escuelas en relación con ese tema: "Respecto a hacer pagar a los alumnos la acomodación de las escuelas, los bancos u otras cosas, no lo hagan en modo alguno". "Advierta que los maestros no pidan nada a los alumnos". "Tengo que avisarle de una falta y descuido grande que se da en esas escuelas, se trata de vender y comprar".
En segundo lugar, por su estricta aplicación de los principios cristianos , fue también el pedagogo de la no discriminación social, racial, o religiosa. No sólo fue la valiente y generosa actitud que, como veremos más adelante, mantuvo con perseguidos por la Inquisición como Galileo y Campanella, fue también el hecho altamente significativo en aquella época de que matriculó en sus escuelas a alumnos judíos, a los que trataba con idéntico respeto. De igual modo, en sus escuelas de Germania también escolarizó a alumnos de religión protestante. Su prestigio y su universalismo fueron tan grandes que incluso del imperio turco le llegaron peticiones para la fundación de Escuelas Pías que no pudo atender, pese a sus deseos, por carecer de los maestros necesarios. Los únicos méritos que Calasanz reconocía en sus escuelas eran los derivados del estudio y la virtud.
En tercer lugar, Calasanz fue el creador, organizador y sistematizador de la graduación escolar por edades, niveles y ciclos en la enseñanza primaria, así como de un nivel de formación profesional y de un sistema de enseñanza secundaria popular. Sus escuelas llegaron a tener hasta 1.500 alumnos en el mismo centro escolar, y por supuesto, eran muy distintas de las escuelas de maestro único que existían en los barrios de Roma y en otros lugares. El tamaño de esos centros obligó a desarrollar una organización escolar muy compleja y minuciosa.
He aquí un libro sencillo, con un título sencillo, sobre la educación infantil. Pero he aquí también un compendio de Pedagogía en el sentido más profundo del término: Ciencia de la educación.Los niños según FRATO (en homenaje a la pedagogía)
La Pedagogía ha sido, a través de la Historia, a veces visión, otras aspiración, delicadas experiencias en algunos casos, rutina memorística y autoritaria como telón de fondo; hasta que en el siglo pasado la asunción de la necesidad de educación para todos, convertida en una extensión de la escolaridad obligatoria, prepara el terreno para que aparezca la Pedagogía como ciencia de la educación.
Esta ciencia, que propiciaba una educación para todos ha tenido curiosamente dos fuerzas especiales de progreso: el trabajo y estudio en la educación de los niños deficientes físicos y psíquicos por un lado, y la educación de los niños marginados socialmente por otro. Y es que bajó el científico que es cada pedagogo, hay un hombre que tiene una actitud de piedad con respecto al niño, al niño que él mismo fue. Piedad no en el sentido mojigato, sino en el sentido clásico de la palabra, en el sentido de respeto profundo al hombre en lo que tiene de hombre, abdicando de aquello en que el hombre se parece al animal, la fuerza, y aún lo supera en bestialidad cuando utiliza la fuerza psíquica para dominar y no para respetar.
Es esta piedad convertida en ciencia lo que hace contemplar el problema del niño deficiente y del niño marginado, que revierte en favor del niño en general, el cual, por definición, también tiene deficiencias y vive al margen del mundo adulto. Así, la Pedagogía general, tiene las aportaciones de Montessori o Decroly desde el campo de la enseñanza especial, pero tiene también las aportaciones de un Pestalozzi o de un Deligny a partir del cuidado del niño marginado social. Los primeros abundan en el estudio minucioso de la evolución del niño en todos sus aspectos. Las conquistas que hacen en este campo, aspecto por aspecto y paso por paso, las ponen al servicio del niño deficiente, contribuyendo fuertemente al carácter científico de la Pedagogía en el sentido clásico de la palabra ciencia.
Las aportaciones, en cambio, de quienes han tenido que trabajar entre niños marginados son las de la novedad y rapidez con que el educador da respuesta a situaciones complejísimas e impensadas, lo cual ha contribuido, por supuesto, no sólo a dejar sentado el carácter de arte, de creación que tiene la acción educativa, sino también la necesaria capacidad de romper con prejuicios y de echar mano de la comprensión más arriesgada y de la imaginación más creativa, por parte de quienes ejercen el papel de educador.
Pestalozzi acogiendo en su casa de Yverdom a los huérfanos de las guerras napoleónicas, Deligny afrontando cara a cara el problema de los delincuentes después de la Segunda Guerra Mundial, enmarcan la acción pedagógica de un Makarenko educador, en sus famosas colonias, de los niños que una revolución tan profunda como la que empezó en 1917 había de dejar en la sociedad soviética.
Makarenko, el autor de "Poema Pedagógico" y de "Banderas en las torres", el responsable de las colonias Gorki y Poltava, es un ejemplo claro de piedad humana hecha ciencia y hecha poesía, naturalmente, a partir de un trabajo directo y real con los chicos, en el cual Makarenko implicaba no sólo su profesión sino su vida.
Pero Makarenko es también un ejemplo de Pedagogía-Comunicación, muestra de lo cual es el presente libro. La experiencia pedagógica, si es verdaderamente científica, es comunicable también, y ha de ser especialmente comunicada a quienes tienen un papel decisivo en la educación, los padres, la pareja que dio vida al niño y que le dará normalmente un hogar.
Es de resaltar la finura de visión de un Makarenko que, a partir de su trabajo en la educación de niños y muchachos alejados o carentes de familia propia, puede llegar a comunicar tal cantidad de pautas de educación familiar. Es de resaltar también que su Pedagogía, desarrollada en un momento de intenso cambio en la vida política del país, reencuentra los temas de siempre dentro de la familia: la autoridad, la disciplina, el juego, el trabajo, la economía, la cultura, el sexo... los canales de educación familiar, en suma, y la familia misma que queda incorporada a la respuesta pedagógica que Makarenko fue dentro de la revolución rusa; incorporada y revalorizada no sólo para la sociedad soviética, sino también para la historia de la educación.
Porque, seamos sinceros: una respuesta positiva a los interrogantes y a la depresión de la familia burguesa ante su fracaso educativo, es esta visión de la familia trabajadora que Makarenko nos da y que, mucho mejor que el mismo Neill lo hizo en “Freedom, not licence", podría acallar la angustia de la familia norteamericana o no, que habita en las “little boxes” o en los avisperos de los bloques. La célula familiar tiene entidad, pero se resiente actualmente de una profunda crisis, porque, como todo grupo humano, no tiene sentido humano si no es asumiendo su papel en la sociedad; sólo en este caso el rol educativo de la familia podrá ser cumplido positivamente.
Makarenko parte de esta premisa y, por ello, este libro, sensato por lo realista, puede ser tan útil a nuestras familias en unas sociedades tan distintas de la soviética, e incluso, a partir de sus enfoques concretos de la educación familiar, puede dejar planteados interrogantes sociales profundos a la familia, interrogantes a su vez más educativos que cualquier solución intuida o comprobada.
Es comprensible una pregunta final: ¿Tenemos en nuestras manos un texto de educación marxista? La respuesta es obvia: Tenemos en nuestras manos un texto de auténtica educación, a la cual el marxismo aporta lo mejor de su ideología: la fe en el hombre. El hombre que ya es, el padre: el hombre he ha se ser, el niño.
Tenemos en nuestras manos un libro de piedad hecha ciencia, un libro de Pedagogía, un libro de educación.
Marta Mata i Garriga
Febrero de 1978
La Educación
En las cercanías de la Universidad de Stanford, pude conocer otra universidad, más chiquita, que dicta cursos de obediencia. Los alumnos, perros de todas las razas, colores y tamaños, aprenden a no ser perros. Cuando ladran, la profesora los castiga apretándoles el hocico con el puño y pegando un doloroso tirón de collar de pinchos de acero. Cuando callan, la profesora les recompensa el silencio con golosinas. Así se enseña el olvido de ladrar
Eduardo Galeano, Patas Arriba, La escuela del mundo al revés
Todo lo que realmente necesito saber sobre cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en la escuela Infantil. La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de los títulos académicos, sino en el montón de arena del patio. Estas son las cosas que yo aprendí:
Y recuerda los cuentos y la primera palabra que aprendiste, la palabra más importante del mundo: “MIRA". Todo lo que necesitas saber está ahí, en alguna parte.
- Compartirlo todo.
- Jugar sin hacer trampas.
- No pegar a la gente.
- Poner las cosas en su sitio.
- Arreglar mis propios líos.
- No coger las cosas de otros.
- Decir “lo siento” cuando hiero a alguien.
- Lavarme las manos antes de comer. Tirar de la cadena.
- Las galletas y la leche son buenas.
- Vivir una vida equilibrada: aprender algo, pensar algo, dibujar, pintar, bailar, jugar y trabajar algo todos los días.
- Echarme la siesta cada tarde.
- Cuando salgo al mundo, tener cuidado del tráfico, agarrarnos de la mano y permanecer juntos.
- Estar atento a las maravillas. Recordar la pequeña semilla en el vaso: las raíces van para abajo y las plantas crecen hacia arriba y realmente nadie sabe cómo ni por qué, pero nosotros somos igual que eso.
- Los peces de colores, los hámsters, la tortuga e incluso la pequeña semilla del vaso se mueren, así que también lo haremos nosotros.
Coge cualquiera de estas normas y ponla en los sofisticados términos de los adultos y aplícala a la vida en tu familia o en tu trabajo, al gobierno o al mundo y seguirán siendo verdaderas, claras y firmes. Piensa que una sociedad mejor puede ser si todos nosotros, el mundo entero, tiene leche y galletas a las tres todas las tardes y luego se echan la siesta con nosotros en las colchonetas. Y si todos los gobiernos tienen siempre como política básica colocar las cosas en su sitio y arreglar sus propios líos. Y comprobarás que continua siendo cierto, no importa cual sea tu edad, que cuando sales al mundo, lo mejor es darse la mano y permanecer juntos. R. Fulghum
“Por que todos somos iguales...
No importan nuestras diferencias...
No andar,
ni ver,
no escuchar,
ni sentir…
esto no es una limitación.
Limitación es no tener una oportunidad”.
Eduardo Galeano
¿Cuáles son los rasgos que caracterizan a una escuela justa? La respuesta más corriente y, aparentemente, más consistente define la escuela justa como aquella que valora el mérito de cada alumno con independencia de su origen y condición social. No obstante, en la práctica, la pura competición por el mérito no impide en absoluto que las desigualdades sociales hipotequen los destinos individuales de numerosos alumnos ni protege a los perdedores de la cruel humillación de ser calificados como definitivamente mediocres. Puesto que en los sistemas democráticos la justicia tiene que hacerse cargo de la suerte de los más débiles, un sistema escolar justo no puede cerrar los ojos ante el abismo que hay entre niños apoyados por padres cultos, acomodados y ambiciosos y aquellos otros que carecen de toda ayuda en sus tareas escolares. En este sentido, tanto la extensión del derecho de escolarización a toda la población infantil como la libertad de elección de escuela no bastan: hay que movilizar nuevos recursos y métodos para impedir que la propia igualdad de las oportunidades no genere nuevas formas de injusticia.
François Dubet, uno de los mejores especialistas franceses en educación, toma decididamente partido por aquellos que son más perjudicados por el sistema educativo actual. En su opinión, la escuela como oportunidad para todos exige una nueva elaboración de nuestra concepción de la igualdad. ¿Cómo podemos tratar mejor a los que tienen menos? ¿Cómo podemos fundar una sólida cultura común para todos? ¿Cómo podemos evitar que los diplomas cierren el camino social a los desfavorecidos? ¿Cómo podemos respetar a la persona cuando evaluamos al alumno? Solucionar estos problemas y dilemas exige valentía y audacia para adentrarse por nuevas sendas, pues el futuro de la escuela no se construye sobre su pasado.
Introducción
1. La igualdad meritocrática de las oportunidades
2. La igualdad distributiva de las oportunidades
- Del elitismo republicano a la igualdad de oportunidades
- Los obstáculos sociales a la igualdad de oportunidades
- El árbitro no es imparcial
- La crueldad del mérito
- ¿El mérito existe realmente?
3. La igualdad social de las oportunidades
- Una ficción necesaria
- La igualdad y la oferta
- La distribución de las oportunidades escolares
- Informaciones y movilidades
4. La igualdad individual de las oportunidades
- ¿Qué se debe garantizar a todos, es decir a los más débiles?
- Una elección política
- ¿Qué hacer con el colegio?
Conclusión
- Los efectos sociales de las desigualdades escolares
- Formar individuos y sujetos
La escuela justa
En un trabajo reciente, Francois Dubet (2004) se plantea: ¿qué es una escuela justa?
Para hoy, para el contexto actual, Dubet propone avanzar a partir de una igualdad distributiva de oportunidades que permita construir mayor igualdad y justicia educativa, ya que la igualdad de la oferta no alcanza. La igualdad distributiva se inclina por la equidad procurando dar más a quienes menos tienen. Pero, advierte Dubet, esa distribución deberá cuidarse de no producir estigmatización ni crear colectivos dependientes. Para ello, para que no se termine por encerrar a grupos estigmatizados o con mayor vulnerabilidad en una escuela que reproduce esta situación, tendrán que repensarse los sistemas de apoyo escolar, los beneficios que se brinda a las zonas declaradas prioritarias, los sistemas de becas y los cupos en función del origen de los alumnos, intentando promover mecanismos que, al tiempo que construyan una igualdad deseable, promuevan su libertad.
Además del mérito y de la igualdad distributiva de oportunidades, podrían adoptarse otras figuras de la justicia escolar. Una de ellas, dice Dubet, es la igualdad social de oportunidades entendida como lo común, como aquello que la escuela no puede dejar de enseñar a nadie, como los contenidos culturales que todos tienen que aprender en la trayectoria que va del nivel inicial a la finalización de la educación secundaria. En este sentido, la preocupación por lo común, por una formación general rica y bien provista desde los primeros años de escolaridad hasta llegar a los dieciocho años constituye un modo de construcción de justicia educativa muy importante.
Finalmente, Dubet propone la igualdad individual de oportunidades que supone el reconocimiento de cada niño como sujeto singular, único, irrepetible e igual a los demás, independientemente de sus desempeños y sus resultados. Se trata de una igualdad que protege a los individuos y preserva su subjetividad, intentando evitarles la crueldad y el estigma que genera la internalización del fracaso como algo propio. Se trata de un modo de construcción de justicia educativa que procura fortalecer a los alumnos en la imagen de sí mismos, procurando que sean algo más que alumnos, que sean sujetos independientemente de su mérito y de sus diplomas, que sean personas plenas en sus diferentes procesos de aprendizaje.