Que la Educación tiene que ser universal, continuada e integral. Que la Educación tiene que llegar a todos y cubrirlo todo. Que la educación va mucho más allá de la escolaridad. Que la educación no puede trabajar a demanda, sólo para los que quieren educarse y dan académicamente la talla. Que la educación no rechaza a nadie. Más aún, tiene que salir a la calle al encuentro, a buscar hasta debajo de las piedras para que nadie se quede fuera. La educación no puede abandonar a nadie por el camino, tiene que acompañar amorosamente a todos los niños y a todos los jóvenes, desde la primera infancia hasta que ellos hayan logrado una posición digna en la vida.
Que la Educación es presencia; es acompañamiento; es crear vínculos; es implicarse con cariño. Que en la educación de niños y jóvenes no se puede separar su mejor formación académica y profesional, del desarrollo integral de la persona, de la atención a sus familias, y del cuidado de su entorno social.
Que una medida clave para hacer realidad esta educación universal, continuada e integral es la Dopoescuela, la "escuela después de la escuela", (una práctica pedagógica que había planteado en los años sesenta un cura italiano llamado Lorenzo Milani, en un pueblecito de montaña llamado Barbiana). Un tipo de educación en la que nadie educa a nadie. Nos educamos juntos. Nos educamos interpretando el mundo. Para cambiar las cosas. Una educación para dar la palabra.
Que es importante que los barrios populares cuenten con grandes instituciones a la vez educativas y sociales, bien dotadas, con potentes proyectos pedagógicos, con instalaciones acordes al proyecto educativo y social. Proyectos que se desarrollan sustentados en equipos humanos cercanos, entusiastas y comprometidos. Proyectos educativos y sociales que van mucho más allá de las puertas del centro educativo y se implican en su barrio y su entorno, comprometidos en construir un mundo mejor.
Que hoy en día sigue siendo un referente completamente vigente el modelo de enseñanza pública del Complejo educativo y social "Ciudad de Jaén" que soñó Madre Rosa en los años setenta, hace 50 años. Un complejo educativo y social con un gran núcleo central común de escuela básica comprensiva, rodeado de una variedad de programas y opciones académicas vinculadas al tronco común, diseñadas para la inclusión. Un Complejo educativo y social que sea un contexto enriquecido en valores cívicos y humanos, con variedad de ofertas formativas, culturales y de ocio, así como servicios sociales de orientación e inserción. Una comunidad tranquila y acogedora con la que sea fácil vincularse emocionalmente. Un Complejo educativo y social que integre con naturalidad diversos servicios educativos y sociales (comedor, biblioteca, talleres, teatro y danza, huerto escolar, gabinetes de orientación y apoyo, cajas de solidaridad, instalaciones deportivas y de ocio, con programas de salud y prevención …). Un Complejo educativo y social que se vincula fuertemente a la vida de las familias y del barrio como parte de un compromiso universal y transcendente. Centros educativos que son una referencia.
Que son necesarias personas, como tú, Madre Rosa, que, con personalidad, saben ir de la ceca a la meca para mover las voluntades necesarias para quitar obstáculos y poner en marcha grandes proyectos. Que no se cansan nunca de ir y venir de acá para allá para resolver los problemas de los que necesitan ayuda. Personas, como tú, Madre Rosa, que saben escuchar para convencer, que no se quedan quietas. Personas que tienen personalidad, no renuncian a nada y son como son y, que siendo así como son, arrastran y dejan huella profunda y permanente.
TESTIMONIO DE MARÍA
Claro que conocí a Madre Rosa. A mis hermanos y a mí nos llamaba nietos. Me dio clase antes de hacerse el "Ciudad de Jaén", en los locales que ahora son el estanco , y en otro que hay a la vuelta en el rincón y donde ahora están los ancianos. Inauguré el "Ciudad de Jaén" en mi tercer curso. Mi hijo y mi hija han ido también al "Ciudad de Jaén" y a Dopoescuela. Madre Rosa luchó mucho por los chicxs del barrio.
Recuerdo que Madre Rosa venía mucho casa ya a veces traía leches de bebés. Ella nos ayudaba también en eso. Nosotros vivíamos en el Agrícola, después en las chabolas que había en la explanada antes de llegar a Arenas del Rey. Cuando yo tenía unos cuatro años, en el 71 nos dieron el piso de Santa María Reina. Le entregó las llaves a mi padre el anterior rey. Madre Rosa empezó a darnos clase por aquel entonces"
En
esta foto vemos a Madre Rosa rodeada de niños, como siempre en su vida.
La foto está hecha en las calles de la Colonia María Reina.
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